
Emerson Rodríguez, el encantador de abejas hondureño
En la recóndita aldea de Tomalá, Lempira, el joven trabaja en un colmenar sin usar un traje de protección. Su habilidad extraordinaria le permite manipular los insectos sin recibir picadas

ICONOS Mag
Texto Felipe Vallejo
13 julio, 2018
El extraordinario catracho trabaja como apicultor en esa aldea montañosa ubicada en el occidente del país, sin usar ningún traje de protección como es común en esa labor.[/vc_column_text][thb_gap height=»30″][thb_image image=»31503″][vc_column_text]
Emerson dice que las abejas lo buscan hasta en su habitación, pues se forman colmenas en el exterior y el las introduce para que vivan con él. Foto: Facebook-Emerson Rodríguez
[/vc_column_text][thb_gap height=»30″][vc_column_text]Con sus manos toma los insectos que no se inmutan ante su presencia y hasta reposan y se agrupan sobre su cabeza y cuello, algo que asombra a los pueblerinos y curiosos que llegan al lugar para comprobar con sus ojos el atípico hecho.Emerson cree que las abejas tienen la capacidad de reconocer a una persona y que esta puede interactuar con ellas si estas lo permiten y que “Huelen el miedo”.[/vc_column_text][thb_gap height=»30″][thb_image image=»31504″][vc_column_text]
Los insectos se posan sobre él hasta cubrir su rostro por completo sin atacarlo. Foto: GRT Canal 31
[/vc_column_text][thb_gap height=»30″][vc_column_text]El vínculo entre las abejas y el joven es tal, que en las afueras de su cuarto se formaron dos enjambres y el los introdujo a su habitación para que vivieran con él “Ellas vuelven cuando yo estoy aquí”, afirma.“Ustedes tienen que domesticar las abejas para que no ocurra ningún accidente” dice mientras sacude uno de los hábitats de los insectos donde están los trozos de panal con la miel.[/vc_column_text][thb_gap height=»30″][thb_image image=»31505″][vc_column_text]
Emerson Rodríguez toma las abejas con sus manos; estas no se ponen alerta y atacan como es característico cuando un ser humano altera su hábitat. Foto: GRT Canal 31
[/vc_column_text][thb_gap height=»30″][vc_column_text]Algunos de los pueblerinos supersticiosos le dicen que es un brujo, pero el con una sonrisa dice que su habilidad con los antófilos es un “Don de Dios que él me ha regalado desde pequeño y hay que aprovecharlo”.¡Hey hombre abeja! Le gritan por las calles de Santo Domingo mientras se dirige a atender las 20 colmenas que tiene bajo su cargo en el apiario en que trabaja.
En octubre y noviembre llegan miles de abejas a las colmenas y Emerson deja que ellas lo cubran por completo.[/vc_column_text][thb_gap height=»30″][thb_image image=»31506″][vc_column_text]
Los insectos hasta hacen grandes grupos sobre las extremidades inferiores del joven catracho. Foto: GRT Canal 31
[/vc_column_text][thb_gap height=»30″][vc_column_text]Emerson es mecánico automotriz pero sueña con tener su propio apiario para generar miel y jugar con sus amigas. “Estudié en el Liceo Lempira en Gracias, Lempiras. No dejaré de luchar hasta tener mis propias colmenas”.Rodriguez finalizó con una analogía afirmando que “si los hondureños fueran más laboriosos como las abejas no habría tanta pobreza en el país”.[/vc_column_text][thb_gap height=»30″][/vc_column][/vc_row]