
Julieta Salem de Kattán y su legado de amor llamado Guarderías Infantiles
La dama sembró amor y solidaridad durante más de 55 años en pro de la niñez y su educación

ICONOS Mag
Texto Redacción Iconos
13 junio, 2025
San Pedro Sula. Altruista y apasionada, así era doña Julieta Salem de Kattán, cuyo mayor orgullo fue su amada fundación Amigos de Guarderías Infantiles y los centros de atención y educación infantil en San Pedro Sula y Choloma.

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Era mujer con una fuerza imparable y un amor incondicional por la niñez de Honduras. Hoy, su mayor tesoro es dejar un imborrable y trascendental legado de filantropía en el país.
Junto a un grupo de mujeres de noble corazón, inició la organización sin fines de lucro Amigos de Guarderías Infantiles en abril de 1973.
El objetivo era ayudar a los hijos de madres solteras que trabajaban en las maquilas a través de cuidados integrales y educación.
El primer centro fue en barrio El Benque que funcionaba sólo como guardería. Pero ella quería más. Se extendió a barrio Cabañas, donde expandió su solidaridad a una jornada completa, de mañana y tarde.
Desde esa época y hasta la fecha, brilló con su trabajo humanitario que la llevó a ganar infinidad reconocimientos.
Perdió la cuenta de tantas distinciones que recibió y que jamás se le subieron a la cabeza. Siempre fue humilde y cercana.







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A través de 52 años al frente de las guarderías infantiles, doña Julieta organizó y presidió innumerables actividades. Todo, para reunir fondos para pagar maestras, mantenimiento de los centros educativos y que nunca faltara la merienda infantil.
Produjo conciertos con artistas internacionales, veladas culturales, bailables e instrumentales y su más grande motivación: el Festival Folclórico Internacional, su evento insigne.
En el año 2003 y con el apoyo de la presidencia de la república dirigida por Ricardo Maduro, pudo inaugurar el centro escolar en Choloma al que bautizó como escuela Aguas Ocaña, en honor a su entrañable amiga, la diplomática española Aguas Ocaña Navarro.

Creía fehacientemente en la educación y la nutrición. Por ello, se esforzó al máximo por educar a muchos niños de sectores de riesgo social y los llevó a consolidarse como ciudadanos de bien a través del pan del saber y los valores.
Por la fundación Amigos de Guarderías Infantiles, jamás tuvo pena. Doña Julieta Salem de Kattán se despojaba de todo prejuicio para pedir donaciones, ayuda o voluntariado.

Siempre decía que las guarderías infantiles eran un saco sin fondo, porque por más que se le echara donativos, nunca estaría lleno.
Había tanta necesidad y sigue habiendo, pero Dios le daba la fuerza y la inteligencia de saber qué hacer para salir adelante.
Julieta Salem de Kattán y la fundación Amigos de Guarderías Infantiles fue un binomio filantrópico que arropó de solidaridad a millares de niños y niñas, hoy, hombres y mujeres de bien.
En abril 2018, doña Julieta se retiró de la presidencia de la fundación y delegó su preciado tesoro a su nuera Vivian Handal de Kattán, quien ha continuado con la altruista labor. A Vivian no le faltaron los consejos y directrices de la presidenta vitalicia.
Honduras cada día pierde a gente valiosa y hoy es el turno de decir adiós a esta dama que hizo de la solidaridad, un sincero apostolado y que sembró en cada sampedrano, el amor al prójimo. Por ello, doña Julieta será la eterna dama de la solidaridad de Honduras.