
Reyna Quioto: su lucha contra el cáncer de mama ‘tenía que luchar, salvarme’
Conozca la historia de una guerrera rosa que venció la enfermedad de la mano de Dios

ICONOS Mag
Texto Helen Ventura
19 octubre, 2022
San Pedro Sula. La vida es una batalla diaria y es necesario afrontarla con valentía, una realidad frecuente para una guerrera rosa y este es el testimonio lleno de coraje de Reyna Quioto sobre su lucha contra el cáncer de mama.

Click aquí: Filomena Espinoza: «Me descuidé, y eso me costó una de mis mamas»
Reyna Victoria Quioto Martínez es de esas mujeres que no se rinden jamás y su testimonio contra el cáncer de mama está lleno de fe.
Además, es un ser humano con infinita esperanza, capaz de transmitir alegría a quienes la rodean.
Es originaria de Travesía, Puerto Cortés y se desempeña como auxiliar de enfermería en el Hospital de Área de la ciudad porteña.
La batalla oncológica de esta guerrera inició en el año 2020, cuando solo tenía veintiocho años de edad.

Click aquí: Sigue nuestro canal de Youtube @IconosIM y activa las notificaciones
Reyna Quioto es mamá de tres pequeños, quienes son su mayor tesoro y sus ganas de seguir luchando.
A finales del 2020, tras largos tratamientos oncológicos, logró vencer el cáncer de mama y su vida volvió a reintegrarse poco a poco.
Primero se reincorporó a su trabajo como enfermera. Además, participa frecuentemente en campañas de prevención, donde motiva a decenas de mujeres a chequearse a tiempo.
Hace cuatro meses, en junio 2022, le dio el ¡sí, acepto¡ a su prometido y disfruta de una vida plena de casada.

¿Cómo se enteró de que tenía cáncer? ¿Cuáles fueron esos primeros sentimientos que embargaron su mente?
Yo tenía 28 años cuando me empezó a aparecer una pelota en la mama derecha.
A partir de ese momento en el que me autoexploré, me preocupé y comencé a buscar ayuda médica. Me mandaron a hacer exámenes, me decían que estuviera tranquila, que era un quiste normal y que estaría en vigilancia.
A los 29 años, la pelota comenzó a crecer y crecer. Volví a consultar a mi ginecóloga y me mandaron a hacerme otros exámenes. Esta vez acompañados de ultrasonidos y biopsias.
Fue el 17 de febrero del 2020 cuando el oncólogo me dijo que era un tumor maligno. En ese momento lloré, me sentí mal y lo asocié con la muerte pero al mismo tiempo dije: esto no me va a matar a mi, voy a buscar salir adelante, luchar hasta el final, hasta donde Dios diga.
Me sequé las lagrimas y le dije al doctor ¿cuáles son los pasos a seguir? y empezó a decirme que iba a estar en tratamientos, quimioterapias, una operación, radiaciones y me remitieron al Instituto Hondureño de Seguro Social IHSS.

Hablenos de su proceso oncológico
Fueron en total diez quimioterapias. Primero, cada 21 días, luego cada 10 y al final, cada semana. Luego, se me preparó para una mastectomía total de la mama derecha.
La doctora me dijo que podía hacer una mastectomía conservatoria pero preferí que me quitara el pecho, porque así no estaría preocupada en reincidir.
Me operaron y estuve en recuperación, con drenaje por tres meses. Comenzaron las radiaciones, fueron 28 en total.
No fue nada fácil pero siempre tuve y sigo teniendo una actitud positiva. Nunca me puse a pensar: me voy a morir. ¡Nunca! Mis ganas de vivir, de salir adelante por mis hijos, fueron la clave, siempre con una sonrisa para darme ánimos y a mi familia.
Al terminar las quimioterapias hablaron conmigo sobre la mastectomía y no es fácil hablar de eso pero me dije: lo que me puede matar es el tumor y que hagan eso no me va a ser sentir mal. Al contrario, me va a hacer sentir más bella, mas segura.
A pesar de haber vencido la enfermedad, sigo con exámenes de rutina, ya que es algo muy importante no abandonarlos. Siempre es mejor mantenerse en control.

¿Cuál ha sido ese momento más difícil desde que le detectaron la enfermedad?
La detección. Cuando el doctor me dijo que tenía cáncer, porque tenía que pasar la etapa de aceptación.
Tuve una etapa de negación: no puede ser, me miro bien, soy saludable. Quise buscar otras opciones, otras opiniones médicas. Luego, me di cuenta de que tenía que aceptar lo que pasaba y me dije: tengo que luchar y salvarme.
Sentí temor al escuchar de quimioterapias y radiación, a pesar de que trabajo en salud, no sabía realmente qué era una quimioterapia.
Sobre la caída del cabello…
El cabello se me cayó en la cuarta quimioterapia. Se me vino todo de un solo. Venía despertando ese día y vi mi cabello en la almohada. Tenía listas mis pelucas y comencé a usarlas.
Me gustaba mantenerme arreglada, como siempre lo he hecho, porque eso no tenía nada que ver con lo que estaba pasando.
Me dije: no me voy a sentir mal, no me avergüenzo. Al ir a la quinta quimio, la doctora me dijo ¿se te cayó el cabello? sí, le dije y ella respondió: pero que linda tu peluca, gracias doctora, comenté.
Agregó: eso te caracteriza muy bien, que eres positiva.

¿Se rindió alguna vez?
En ningún momento. Por más doloroso que fuera yo dije: hasta donde Dios me permita llegar, voy a llegar. Hasta el día de hoy ese término nunca está en el diccionario de mi vida.
Mi padre siempre me enseñó que siempre tengo que luchar con la vista hacia el frente, siempre con alegría y entusiasmo. Nada es fácil pero hay un Dios que siempre le da la fortaleza a uno.
¿Qué la motiva a seguir adelante?
Mis hijos. Soy madre de tres pequeños y ellos son mi mayor motivo para seguir luchando, estar aquí con ellos y darlo todo.
Hace cuatro meses me casé y gracias a Dios soy muy feliz. Sigo trabajando en el hospital, normal como todos mis compañeros con turnos rotativos de día y noche.
Con su conmovedor testimonio ¿qué mensaje envía Reyna Quioto a otras mujeres que luchan contra un cáncer mama?
Que nunca pierdan la esperanza en Dios, aferrarse a él. Además, hacer todo lo que el médico indique.
El tratamiento de cáncer es costoso,. No toda persona cuenta con lo económico o con un seguro para este tipo de enfermedades, pero hay un Dios en el cielo que pone ángeles en el camino para brillar y seguir.