Emperador Akihito de Japón abdica al trono y cederá el mando a su hijo Naruhito en abril 2019
La ceremonia de abdicación será el 30 de abril de 2019. Un día después, su hijo Naruhito, sumirá el trono y se convertirá en símbolo de la nación nipona

ICONOS Mag
Texto Redacción Iconos
24 diciembre, 2018
Redacción. El emperador Akihito de Japón, ha abdicado al trono de la Casa Imperial nipona.
La ceremonia de abdicación será el 30 de abril de 2019, y entregará su largo reinado a su hijo Naruhito de Japón, en un acontecimiento que marcará un antes y un después en la vida del pueblo japonés.

Este evento será un capítulo polémico y de alto interés en la historia del país del sol naciente, por la renuncia del emperador Akihito.
El primer ministro japonés, Shinzō Abe, declaró que «hemos decidido que la implementación de una ley especial que permite al emperador de abdicar, será el 30 de abril de 2019”.

También afirmó estar “profundamente conmovido” con la “pausada decisión” tomada después de una reunión especial del Consejo Imperial para fijar la fecha.
La abdicación es la primera en 200 años de historia que protagonizará un soberano gobernante, permitiendo que el hijo mayor y el príncipe heredero, Naruhito, pueda ascender al trono del Crisantemo al día siguiente.

En agosto de 2018, el emperador Akihito de Japón, envió un mensaje a los ciudadanos y al mundo, que a causa de su edad, podría quedar incapacitado para continuar con sus labores. Recién ha cumplido 85 años.
En Japón, el emperador tiene un rol prominente en la religión nipona y conducen varios ritos anuales y rezos para la prosperidad de la nación.
Con su abdicación, Akihito de Japón desafía los principios del trono desde que lo ocupo en 1989.

El trono del Crisantemo es la más monarquía más antigua del mundo y sin interrupciones desde el año 660 antes de Cristo. La abdicación de Akihito será la primera desde 1817, cuando se produjo la renuncia al trono del emperador Kokaku.
Akihito de Japón siempre ha sido un desafiante. Se casó con Michiko, una plebeya y ahora, renuncia a un cargo considerado vitalicio, histórico y de mucha importancia para los soberanos del país nipón.

Aunque muchos sectores dentro de la sociedad japonesa no comparten esta acción del emperador Akihito, confían que su hijo, el príncipe Nahurito devuelva la integridad y el respeto que merece la tradición de esta gran nación.