
¡Tragedia! La muerte de los esposos Eva Cruz y Pedro Laínez por la covid-19
Los esposos Laínez Cruz dejan huérfanos a cuatro hijos. La pareja no resistió a las complicaciones
ICONOS Mag
Texto Raul Francisco Ayala
4 octubre, 2021
San Pedro Sula. La covid-19 sigue arrebatando vidas en Honduras. Los esposos Eva Cruz y Pedro Laínez son las nuevas víctimas de la pandemia. Ella murió un domingo, y él, dos días después.

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La comunidad evangélica del sector Felipe Zelaya está de duelo. Eva, de 37 años, asistía a la iglesia El Tabernáculo junto con sus cuatro hijos. Su esposo lo hacía en otra congregación.
El coronavirus llegó intempestivamente a su hogar. Al parecer, Pedro fue el primer contagiado en la familia Laínez Cruz.
Ella era una mujer muy activa, colaboradora incansable, servicial tanto en la iglesia como en la escuela donde sus hijos estudian.
Los hermanos en Cristo fueron sorprendidos aquella tarde con la gravedad de Eva, por lo que decidieron llevarla al triaje del Colegio de Ingenieros Civiles.
Del triaje la remitieron de urgencia al hospital Mario Catarino Rivas, debido a la gravedad que presentaba.
Eva Cruz no pudo ser ingresada. Murió en la paila del vehículo en que fue transportada.

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La muerte sucedió en cuestión de segundos. Merari Cruz, hermana de la fallecida, estaba al cuidado de sus sobrinos; mientras los otros hermanos en Estados Unidos, seguían los acontecimientos con mucha preocupación.
Aquella sierva que sirvió como docente de escuela dominical y fue muy activa en el comité de las damas de la iglesia, se había ido. La covid-19 no le dio tregua.
Edwin Ortiz, miembro del grupo de alabanza de la iglesia El Tabernáculo, reconforta a los deudos con un mensaje emotivo de esta ejemplar cristiana.
¨»Durante esta carrera que llamamos vida, Dios nos permite compartir con personas que marcan nuestro recorrido con su esencia, sin importar el tiempo que compartimos, sea poco o sea mucho. Cuando las personas son genuinas y su corazón derrocha bondad, causan un impacto positivo para nuestras vidas. La hermana Eva Cruz siempre creyó que Dios tiene el control de todo y esta fe la transmitió a todo aquel que con ella compartía. Su gozo era contagioso. Una mujer a quien Dios le dio un don especial, una magnífica forma, porque en su corazón solo estaba el deseo de ser un instrumento en las manos de su Creador y Salvador.


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En todo momento, esta hondureña fue una mujer valiente y luchadora, que como buena madre, se preocupó por la educación de sus hijos, a los cuales acompañaba a la escuela a diario cuando no había pandemia.
Además, siempre estuvo pendiente de las tareas y actividades que planificaba el centro educativo.
Tanto ha sido el impacto de la muerte de Eva, que el centro básico Altagracia Sánchez emitió un acuerdo de duelo.
Además, el abogado José Ernesto Díaz, director de la institución; ha gestionado becas para los niños hasta que finalicen el noveno grado. Asimismo, se les entregará kits escolares y se les eximirá de cualquier colaboración.

En la colonia Felipe Zelaya, el adiós de Eva es dolor colectivo. Los vecinos y hermanos de la iglesia han prometido velar por los cuatro hijos del matrimonio Laínez Cruz.
Con profundo dolor, Heysel, de 18 años; Sicely, de 15; Pedro, de 12 y Jonatan de 5, despedían a su amada madre en un cementerio de El Progreso, Yoro; mientras su padre Pedro Laínez luchaba por su vida en el hospital de esa ciudad, por la Covid-19.
Dos días después de aquel trágico domingo, los hermanos volvían a sufrir otra irreparable pérdida: su padre también fallecía.


Fueron días de angustia, ya que la congregación clamaba misericordia al Creador por la vida de Pedro, pero los designios de Dios son inescrutables, y determinó también llamarlo a su presencia.
Las dos jovencitas y los dos niños varones, quedaban huérfanos de padre y madre por culpa del coronavirus. En menos de una semana, fallecieron Eva Cruz y Pedro Laínez.
Nuevamente, los cuatro hermanos volvieron al cementerio donde su madre ya descansaba. Ahora, retornaron para despedirse de su progenitor, que fue sepultado al lado de su amada Eva Nohemí.
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En estos primeros días de tragedia, es sorprendente la fortaleza de la joven Heizel Laínez, quién se ha expresado con entereza:
«Me dejaron con una gran responsablilidad, pero del tamaño de esa responsabilidad es todo el amor, todo el apoyo, todo el cariño y toda la ayuda que estamos recibiendo. Me duele mucho que haya sucedido así, y tan rápido. Sé que Dios nos está respaldando y vamos a salir adelante. ¡Vamos a aprender a hacerlo!

Ahora, Heizel, Sicely, Pedro y Jonatán extrañan la sonrisa y jovialidad de sus padres y sus vidas están marcadas con el profundo amor que sus progenitores les dieron en vida.
Además, han prometido atesorar los consejos de buscar siempre el camino correcto y que sean personas temerosas de Dios como Eva Cruz y Pedro Laínez.





