
#InMemoriam Linda Concha de Folgar: hasta siempre al alma de Los Silver Star
La polifacética dama fue un icono de empoderamiento femenino y destacó sus destrezas con trabajo

ICONOS Mag
Texto Maria Cartagena
4 noviembre, 2024
La Lima. Durante décadas se ha creído que los hombres son los que fundan y levantan grandes imperios, pero Linda Concha de Folgar le demostró a Honduras como edificó el suyo con sus grandes talentos.


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Hoy, la gran mujer nacida en La Lima, cuna del oro verde de Honduras; sólo es el recuerdo más hermoso e inolvidable para aquellos que tuvieron el privilegio de conocerla y compartir con ella.
Linda Concha ya goza de la presencia de Cristo tras vivir 81 años bien vividos, entre viajes y la cotidianidad laboral que detuvo hace tres años tras vender su gran amor: la orquesta Los Silver Star.
El día a día de esta dama limeña era agenda llena. Siempre activa, siempre presta, siempre creativa, siempre vivaz.

El mediodía de ese miércoles 30 de octubre 2024, llegó su adiós, un adiós que los que la amaban con sinceridad, no querían que llegara jamás. Lamentablemente llegó.
De inmediato, todos los que la conocieron, recordaron quién era Linda Concha, su legado y porqué era la limena más famosa de Honduras.
En octubre de 2010, el periodista Sabino Gámez la entrevistó para diario La Prensa por primera y única vez en la vida de esta legendaria mujer. En su reportaje la bautizó como La dama de los mil talentos.
¿Porqué? Linda Concha o La madre era estilista, peinadora, chef, karateca, empresaria, diseñadora de modas, diseñadora de interiores, decoradora, pintora, administradora, compositora y experta en imagen de espectáculos.
Eran tantos los talentos que tenía pero sobre todos destacaba el ser gerente, propietaria y cerebro de Los Silver Star, la orquesta musical popular más legendaria de Honduras.

Linda Concha de Folgar se posicionó como un ícono de empoderamiento femenino y de inspiración para muchas mujeres de la época en los años setentas, ochentas y noventas.
Triunfó en cada una de sus pasiones e increíblemente era como una reina Midas que todo lo que tocaba, lo transformaba en oro. Le daba vida y veía talento en lo cotidiano.
En México, estudió profesionalmente cada uno de sus talentos. Su primer negocio fue un salón de belleza en La Lima. El primero de esa ciudad y que hasta ahí viajaban sampedranas, teleñas y progreseñas para que ella las peinara o las embelleciera.
Luego, ya casada con el inolvidable Raúl Folgar, su único y gran amor; fundaron La Roca, un bailable que fue todo un fenómeno por sus kermeses dominicales y porque ahí desfilaba lo más granado de la zona norte de Honduras.
Ella era quien recibía a los bailadores y les cobraba la entrada. Siempre con sus peinados de época bien hechos, perfectamente creados por sus propias manos.
Los contemporáneos a Linda Concha afirman que era una muñeca de bella y que siempre se portó correcta, respetuosa y educada con todos los que llegaban.
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En pleno apogeo de La Roca, contrataba a Los Silver Star y a mediados de los años setenta lo adquiere para explotar el talento de sus músicos no sólo en Honduras, sino internacionalmente.
Linda Concha se fajó como una brillante y luchadora mujer y desde ese momento comenzó a aflorar su más famoso talento, el de compositora.
Escribió temas que la enorgullecian: El pato y la gallina, Carne asada, Oye Linda y su más emblemático hit: Catalina la coja.


Llevó a la gloria a Los Silver Star. Grabó el video de Catalina la coja en Puerto Rico y diseñó el vestuario de las bailarinas Patricia Sacasa y Dilcia Murillo y de los integrantes.
El diseñador progreseño Sergio Paz le confeccionó todos los atuendos a las coreógrafas para esa gira y Linda Concha lo hizo trabajar durante dos meses para que todo estuviera perfecto.
De ahí, la orquesta sólo sumó éxito y prestigio que hoy le avalan sus 62 años de trayectoria y lo convierten en el conjunto musical vigente más antiguo y de mayor trayectoria en el país.

Esta dama de raíces limeños, hija de los inolvidables esposos Vicenta Rodríguez de Martínez y Jorge Martínez y nacida el 1 de junio de hace 81 años, fue criada con los valores morales más preciados que pueden tener una persona.
Ella daba a las personas, lo que tenía en su corazón. Cuando quería a la persona, desbordaba nobleza. Eso sí, aunque muchos la conocían y tenían cercanía, la amistad era para muy pocos.
Además, era amor y pasión por la vida y la alegría. Eso sí, no era amante de los abrazos ni de los besos de la gente.
Con el caballero Raúl Folgar se casó a los 19 años y formó su familia. Fruto del amor de los esposos Folgar Martínez es su único hijo Raúl Folgar Martínez.

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Desde temprana edad incursionó en la industria de la moda como modista. Las mujeres que vestían de Linda Concha de Folgar, eran las mejores vestidas donde llegaban.
Su talento y su esfuerzo la llevaron a ser diseñadora de modas, creando hermosos vestidos para reinas de belleza como la Miss San Pedro Sula 1988 Rosa Eva Castillo y damas de sociedad como la ex primera dama Norma Regina de Callejas.
A su vez, tenía un salón de belleza. Había aprendido al lado del estilista Marcelo del Castillo cuando estudió en México.
Pero no se detuvo ahí. Era una mujer visionaria y afortunada en los negocios. Por ello fundó el club La Roca, ubicado en el corazón de La Lima.
La Roca era un bailable de prestigio. Solo asistían personas de buen gusto para disfrutar de mágicas veladas donde predominaba un ambiente sano y todos se conocían.

Trabajando en La Roca se convirtió en socia de Los Silver Star. Su incansable trabajo e ideas la llevaron a ser propietaria del conjunto.
El talento le dio alegrías, en 1981 ganó un premio con su afamada canción Carnaval de La Ceiba.
En 2018 el grupo recibió reconocimiento por traspasar fronteras hondureñas con su música. Recibió el galardón por el comité Encuentro Nacional Folclórico Gran Pereke.
Fue propietaria y mente maestra de Los Silver Star durante 59 años de 62 que tiene la agrupación y jamás dejó que la orquesta tuviera lapsos decadentes.


Además de amar su trabajo, le fascinaban los animales y de ese amor se inspiró para crear la canción El pato y la gallina.
Además, compuso otras 17 canciones más, entre ellas Oye Linda ya no te aguanto, Catalina la coja, Me engañó con una mujer, La carne asada y El lechero.

Durante sus estudios en ciclo común destacó como pintora, demostrando que el talento estaba en su ADN. Ella creaba las caricaturas que se publicaban en el periódico del instituto Patria de La Lima.
La querida Linda Concha Martínez Rodríguez de Folgar no era mujer de una sola pasión. Por ello viajó muchas veces a Estados Unidos para especializarse en diseño y decoración de interiores y exteriores.
También volvió a México a adquirir conocimientos de la textura de paredes y cielo. Era incansable y decoró las mansiones y residencias de empresarios, ricos y famosos del país.
Y la lista de talentos no quedaba ahí. Sabía de jardinera, era experta en karate cinta negra y por si fuera poco, pintora. Sus obras, muy pocas, eran impecables, bellas y perfectas. Evocaban sentimientos.


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Le encantaba adquirir nuevos conocimientos, la productividad y saber aprovechar al máximo su tiempo.
Por ello se gradúo en 2010 de la licenciatura en inglés en la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán Upnfm.
Su fallecimiento enluta no solo a La Lima, también a todo Honduras. Personas que la conocieron y pudieron llamarla madre, suegra y amiga, están destrozados.


Los últimos días de la vida de Linda Concha de Folgar fueron una constante. Su vitalidad se fue apagando porque su salud emocional se apagó como una vela al viento.
Su hijo Raúl Josué, su nuera Dilian y su nieto Josué David la amaron y la amarán, así como dos o tres amigos genuinos que no la querían por interés, el dinero o la fama, sino por ella.
Además, la gente de antaño de La Lima y de los músicos, Juan Carlos Alemán, de quien se sentía orgullosa.
El gobierno nunca le dio honores. Los mereció de sobra porque le dio identidad a la zona norte y bananera del país con canciones que son emblema en las fiestas donde están los hondureños.
Además, enriqueció el cancionero nacional como compositora y hasta un poco de arreglista, porque sabía en qué momento de la canción podían ir los vientos, las cuerdas o la percusión.


Una de sus últimas alegrías fue el nacimiento de su único nieto: Josué David Folgar Padilla, a quien llenó de amor total y es fruto del amor de su hijo Raúl Josué Folgar y Dilian Padilla de Folgar.
Linda Concha Martínez de Folgar realmente no ha muerto porque cada vez que suene Catalina la coja, El pato y la gallina, Carne asada, Oye linda y sus éxitos, la gente que sabe de ella, la recordará.