Él era Arturo Luna, copaneco de la pléyade de grandes pintores del país

Arturo Luna fue pintor y ceramista hondureño. Estudió en la Escuela de Bellas Artes y en Faenza, Italia

ICONOS Mag

Texto Raul Francisco Ayala

4 noviembre, 2022

San Pedro Sula. Arturo Luna sigue vivo en la mente y la historia de Honduras como un exitoso pintor y ceramista, uno de los artistas plásticos mas destacados que el departamento de Copán ha ofrendado a las bellas artes.

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Nació en el municipio de Santa Rita en 1927. El ambiente de montañas, flores y aves fue influencia en sus lienzos en el transcurso de su carrera artística.

Creció envuelto en la musa permanente de las ruinas mayas en Copán, cultura que admiró siempre y cuyo entorno fue manifiesto en muchas de sus obras.

Su origen modesto no le permitía continuar con su formación superior en la pintura, pero su potencial para las artes no pasó inadvertido.

Por ello, recibió una beca y emigró a la capital Tegucigalpa para estudiar en la Escuela Nacional de Bellas Artes.

Pintor y ceramista Arturo Luna
Pintor y ceramista Arturo Luna
Pintor y ceramista Arturo Luna

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Arturo Luna no imaginó que este sería el inicio de una gran oportunidad para incursionar también en el arte de la cerámica.

Tiempo después, el gobierno de Italia le otorgó una beca para estudiar en el Instituto Superior de Cerámica de Faenza.

Esta es una ciudad de origen etrusco que destacó por la producción artística de su alfarería en la época del Renacimiento.

También, fue en Faenza donde este hondureño dio a conocer extraordinariamente sus dotes artísticos en la cerámica y maravillaba a los que apreciaban su arte.

Aquí, en esta histórica ciudad italiana, descubrió la diferencia entre la cerámica comercial de Imola y la cerámica artística que se elaboraba en Faenza, como producto de una planificación cultural.

A principios de la década de los años sesenta, volvió a Honduras y comenzó a laborar como docente en la Escuela Nacional de Bellas Artes.

Esta fue una época de desbordante quehacer artístico, pues había vuelto al país un buen número de exponentes de la plástica para continuar su trabajo pedagógico y artístico desde su amada patria.

Obras y reconocimientos

Este destacado artista creó varios cuadros en materiales mixtos y preparó algunos proyectos para murales que no se realizaron.

Además, en sus obras plasmó el estilo neofigurativo con preferencia en las figuras egipcias, especialmente de animales propios de los mitos de esa cultura.

Este artista no estuvo fuera de su generación de pintores, pues su legado pictórico fue manifiesto a la par de Miguel Ángel Ruiz Matute, Dante Lazzaroni y Moisés Becerra.

Su arte fue premiado en 1958 con medalla de oro por su obra Mujer joven con sombrero, por la cual obtuvo el gran premio europeo de Monza.

Este maestro de las artes se convirtió en catedrático de cerámica y fundó el estudio de arte Lumar con Arturo Machado, a quien se le considera el primer ceramista hondureño.

Arturo Luna, además de ser pintor y ceramista, sobresale con habilidades de caratulista elaborando afiches para obras de teatro y otras publicaciones de la época.

A pesar de las insistentes propuestas para que el Estado le otorgara el máximo premio Pablo Zelaya Sierra, esto nunca pasó, lo que significó un sueño frustrado para él.

El Centro Cultural de España en Tegucigalpa dedicó en 1994 la quinta edición de la Antología de las Artes Plásticas y Visuales de Honduras a Arturo Luna.

Un día triste para el arte nacional

El nueve de marzo de 1978, Honduras sintió la partida de un hombre que la representó por medio de su arte. Arturo Luna había dado su último aliento.

El espíritu volvía a su Creador dejando un legado de trabajo artístico que perduraría a través de la historia.

Además, un ejemplo a la juventud de que los sueños sí se hacen realidad por medio de la imaginación artística para honrar a la Patria.

Le lloraron sus amigos cuando su cuerpo se velaba en el salón de exposiciones de la Escuela Nacional de Bellas Artes, el santuario del arte donde él estudió y enseñó.

Entre ellos se encontraban Roberto Sosa, Eduardo Bahr, Ramón Oquelí y Marcos Carías.

También, colegas y amistades de otros países centroamericanos reconocieron su paso por esta vida con palabras de pesar contenidas en sentidos obituarios.

De su arte, hay muy poco entre los mecenas del pincel y la cerámica Sólo en colecciones privadas se aprecia una que otra obra de Luna, que aunque fue un brillante pintor y ceramista, sus obras son escasas.

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