
Max Euceda, un prodigio del pincel que la historia de Honduras no documentó
Fue maestro de la Escuela Nacional de Bellas Artes y dejó un valioso legado de enseñanza

ICONOS Mag
Texto Raul Francisco Ayala
27 abril, 2022
San Pedro Sula. Del pintor Max Euceda no existe mucho documento, fotografía o archivo en Honduras que avale lo que realmente fue: un prodigio de los pinceles.
Fue uno de los más destacados artistas pictóricos de inicios de siglo pasado, contemporáneo de Pablo Zelaya Sierra y Arturo López Rodezno, otros grandes artistas de su tiempo.


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Maximiliano Ramírez Euceda, su nombre completo, nació en Tegucigalpa, Honduras, en el año 1891. En otras publicaciones, ubican su ombligo en el municipio de Caridad en el departamento sureño de Valle.
Su infancia y juventud los vivió en medio de las guerras fratricidas que caracterizaron esa época.
Su talento fue notorio después de los 30 años de edad, plasmando en sus obras, un estilo impresionista y naturalista.
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Además, comenzó espontáneamente su legado artístico con técnicas variadas muy particulares que mantuvo durante toda su carrera.
En el año 1921, el pintor Max Euceda participó en un concurso convocado por la embajada de España para obtener beca y estudiar arte en Madrid.
El talentoso Maximiliano Ramírez Euceda obtuvo la aprobación y este fue el pase directo a su ingreso a la Escuela Especial de Dibujo, Pintura y Grabado de Madrid, España.


En esa institución adquirió técnicas que profundizaron su conocimiento artístico y las cuales enseñó al volver a Honduras.
Sus obras de retratos fueron de un naturalismo exquisito como lo es la obra Don Serafín, entre otras.
En sus lienzos destacan los contrastes de luz y sombra, así como la composición del color para obtener los efectos deseados. Su pincelada es continua.


Este pintor tuvo una gran influencia en las siguientes generaciones de artistas que egresaron de la Escuela Nacional de Bellas Artes, donde él fue uno de los primeros maestros.
Además, pinto en un confesionario al padre José Trinidad Reyes, fundador de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras UNAH y tuvo el privilegio de restaurar el escudo de la alma mater.
Sus obras
Max Euceda también aplicó un estilo menos naturalista en algunas de sus pinturas como lo es el impresionismo romántico.

Algunos lugares de Tegucigalpa fueron inspiración para sus lienzos. La Merced y El puente Mallol los escenificó con magistral destreza y asombroso trazo.
La obra La esposa del pintor es uno de sus trabajos representativos, donde convergen las técnicas usadas por este gran maestro de la plástica.
Además, en esta obra, el pintor Max Euceda manifiesta el alto nivel expresivo del naturalismo, uno de los movimientos que lo identifican.

Este maestro de maestros vivió entregado al arte y esa pasión la transmitió a muchos de sus discípulos.
Fue toda una vida dedicada a la pintura y a la docencia, donde heredó su experiencia artística a quienes aprovecharon sus conocimientos.
Muchas familias de antaño de Tegucigalpa lo escogieron para retratar a sus padres y abuelos y basado en el arte del indianismo, logró que sus protagonistas hechos pintura tuvieran miradas casi reales, como si de verdad observaran.
En el año 1987, este ilustre caballero del pincel voló a la eternidad desde su amada Tegucigalpa, dejando su huella de ejemplo de trabajo tesonero, perseverancia y amor por Honduras.