
Entre las páginas de vida de la inolvidable Teresa de María y Campos de Pastor
Tras 78 años, la ejemplar mujer deja un legado imborrable en la sociedad sampedrana

ICONOS Mag
Texto Emanuel Cárcamo
16 enero, 2024
San Pedro Sula. En el escenario de la cultura e historia de Honduras se destacó una mexicana que no solo adoptó al país como su nación, sino que protegió con celo y fervor su legado, ella es Teresa de María y Campos de Pastor, la mexicana más hondureña.


Click aquí: Así es el impresionante Museo de Antropología e Historia de San Pedro Sula
Teresita, como le decían de cariño, fue testigo de la transformación de la ciudad, desde los desafíos hasta los triunfos.
Su misión fue la de ser la guardiana de la memoria colectiva, recordándonos que entender nuestro pasado es esencial para construir un futuro sólido e innovador.
Su larga trenza de cabellos blancos, su voz pausada y delicada, su sonrisa y su porte con indumentaria de manta o lino bordado, eran su sello por excelencia.
Con tan sólo verla, inspiraba admiración y respeto. Teresita era más digna e importante que cualquiera que luciera los más costosos y lujosos trajes. Valía por lo que era y sabía, no por lo que tenía.


Lamentablemente ahora su psique reposa en la inmaculada presencia del Altísimo, pero los recuerdos de su estimada existencia jamás se extinguirán.
Un ícono de la sociedad sampedrana como lo fue esta dama, merece reconocimiento, y para esta ocasión su hermana Beatriz de María y Campos ha develado datos sobre su vida a ICONOS Mag.
Juventud


María Teresa de María y Campos Castelló nació el 25 de mayo de 1945 en Ciudad de México.
Sus padres Teresa Castelló Yturbide y Mauricio de María y Campos fueron el pilar fundamental en su vida, quienes inspiraron su sed de conocimiento y deseo por expandir sus horizontes.
Es recordada como un ser de luz repleta de alegría y curiosidad. De niña era conocida como multifacética, ya que era hábil para los deportes y el arte.


Desafortunadamente, a una tierna edad lloró el fallecimiento de su adorado padre; arquitecto, ejemplo de vida y una piedra angular en su existencia.
No obstante, su madre quien era una profesional de la narración, y se hacía conocer por el seudónimo Pascuala Corona, jamás desamparó a sus hijos. De hecho, los educó con buenos valores, rigor y empatía.
Estudios y vida profesional


Teresita no solo es un símbolo de preservación cultural, sino también una erudita incansable, pero así como adquiría sabiduría también la compartía con la sociedad.
Estudió antropología en la Universidad Nacional Autónoma de México UNAM, se especializó en etnología y escultura.
Su pasión por comprender las prácticas, creencias y rituales de las comunidades locales la llevó a ser partícipe de diferentes proyectos como: sus estudios sobre la cotidianidad de las mujeres indígenas que habitan la Sierra de Tarahumara.


En 1972 junto al obispado de Santa Rosa de Copán, investigó sobre la religiosidad de la zona. Para 1976, su talento para escultura fue enaltecido por la UNAM.
Durante la década de los 80 desarrolló conferencias sobre medicina tradicional y alimentación en México y Estados Unidos.
A principios de los 90 se convierte en voluntaria de la formación del Museo de Antropología e Historia de San Pedro Sula, adonde en 1994 inicia su legado como directora del centro cultural.
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El amor familiar


Detrás de su sapiencia yace una narrativa de amor y maternidad que ha forjado un camino único en su vida personal.
En 1975 contrajo nupcias con Rodolfo Pastor Fasquelle, a quien conoció en su época de estudiante. La conexión fue inmediata, pero su familia estaba en desacuerdo con la unión.
Incluso su madre Teresa, reclamó al esposo de su hija «te la llevaste del país, me la robaste».
Después de limar asperezas, al fin les dieron luz verde y de hecho, la familia de Teresa de María y Campos de Pastor reconoció que Rodolfo es un gran hombre.


Teresa se orgullecía de muchas cosas, pero su number one thing eran sus hijos. Camila, Rodolfo y Jerónimo eran sus joyas, y a pesar de que ellos tenían celos del museo, su denominado cuarto hijo, siempre tenían una estrecha relación.
La excelencia fue algo que la mexicana le transmitió a sus hijos, quienes son profesionales reconocidos. Tal es el ejemplo de Rodolfo, quien es ministro de la presidencia de Honduras.
Su hogar es un reflejo de la diversidad cultural que admiraba, un testimonio de cómo el amor puede superar las barreras geográficas.
Su segunda nación y legado


La mexicana más hondureña que muchos, sentía amor y respeto por Honduras, un país que le abrió las puertas y cuya adaptación fue constante.
En la última entrevista con ICONOS Mag dijo que era catracha pero que siempre llevaba a México con ella.
Tras más de 40 años en la nación, Teresita fue la fuerza impulsora detrás del resplandor cultural que emana el museo.
Su papel no se limitaba a la preservación de artefactos y exhibiciones, sino que literalmente salía a motivar a los hondureños a instruirse y culturizarse.


Lastimosamente, en el 2023 su alma partió hacia el Cielo, después de una cirugía cardiovascular.
Tras 78 años, la ejemplar mujer deja un legado imborrable en la sociedad sampedrana, quienes lloraron su deceso y le rindieron tributo.
Su aporte no tiene precio y es atemporal e inigualable para Honduras. Como ella, ninguna. Es de esas mujeres que no tuvieron molde.
Ahora, aunque el Museo de Antropología e Historia de San Pedro Sula tenga a otras personas en su dirección, nunca nadie tendrá la capacidad, pasión ni el conocimiento para administrar, dirigir y cuidar el museo porque Teresa de María y Campos de Pastor es y será siempre irremplazable.