Nolvia Mejía & Ambientes Elegantes, el fin de las bellas bodas y eventos

San Pedro Sula. Dedicada, detallista, trabajadora, estricta y disciplinada, así era la organizadora de bodas y eventos Nolvia Mejía, cuyo fallecimiento ha hundido en el dolor a sus seres queridos y verdaderos amigos.

Aunque era abogada, la fascinación por la decoración, las fiestas y, principalmente las bodas; la sumergieron en un mundo de emociones y creatividad.

Por ello, hace más de 15 años, fundó con gran sacrificio e ilusión su propia empresa a la que bautizó como Ambientes Elegantes, ofreciendo los servicios de todo en uno: organización, diseño y floristería.

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La primera oficina la tuvo en su casa, pero al poco tiempo, decidió emprender con un despacho formal y la instaló en un pequeño local en la plaza Dale Carnegie en el bulevar Los Próceres en San Pedro Sula.

Además, creó la página web empresarial, así como las redes sociales de Ambientes Elegantes. Era metódica y perfeccionista.

Su única hija y más grande orgullo Nheylin Mejía, era su mano derecha por muchos años hasta que se casó y se mudó a Estados Unidos. Fue quien mejor la conoció.

La asistía en todo momento y sabía, a la perfección, cómo era que a su mamá le gustaba que quedaran los eventos y bodas.

La demanda que tuvieron sus servicios y excelencia en sus primeros años, la llevaron a expandirse. Literalmente, ya no cabía en la pequeña oficina.

Por ello, a pocas cuadras de la céntrica Avenida Circunvalación, allá por el año 2014, decidió mudarse a un espacio más grande, funcional y práctico para clientes.

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Su fama creció. contrató más personal. Desde floristas, chofer y Siempre quería gente con iniciativa, profesionalismo, lealtad, disposición y mucho deseo de trabajar.

Le costaba encontrarlos, porque no todos estaban dispuestos a seguir o cumplir sus lineamientos al pie de la letra. Mucho menos, trabajar hasta la madrugada en las fiestas.

Era exigente, porque le gustaba que cada trabajo fuere impecable. Siempre cuidó su reputación como la organizadora de bodas y eventos Nolvia Mejía.

La boda que la lanzó al estrellato fue la de Glenda Castillo y Ernesto Hung en 2012, porque la producción, diseño, montaje y decoración fue una fantasía de las mil y una noche.

Orgullosa de lo que había logrado crear, en ese ambiente de ensueño con exuberancia en tonos morado y lila, así como detalles orientales; decidió hacerse su posado fotográfico más representativo como experta en bodas y fiestas.

Desde ese momento, el nombre de Nolvia Mejía comenzó a ganar clientes de muchas ciudades del país. Hoy estaba en Tegucigalpa o La Ceiba y mañana, en Copán o San Pedro Sula.

Muchas parejas la elegían y ella, encantada. Estaba consolidando su pasión por las bodas y, a la vez, disfrutaba lo que hacía. No importaba si llovía o hacía calor. Nolvia era todo terreno.

Además, fue escogiendo a sus propios proveedores. Todos, gente luchadora que estaba abriéndose paso en la industria de los eventos y banquetes.

Apoyó a muchos, pero más, a quienes querían trabajar sin descanso y con la meta de ofrecer excelencia. Entre ellos, el fotógrafo Juan Cruz, el animador y deejay Oswaldo Salinas y otros tantos más.

Era su propia diseñadora gráfica, administradora de las redes sociales de Ambientes Elegantes, así como la mente maestra detrás de cada ornamentación.

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Su talento fue destacado por cronistas sociales del país y hasta por la revista ¡Hola! edición Honduras, que le dedicó una senda entrevista.

Además, se convirtió en la decoradora y organizadora de planta del inversionista paquistaní Yusuf Amdani, quien le encomendaba preparar y decorar sus fiestas más personales y de negocio.

De hecho, la fastuosa boda en México con su prometida Bushra Siddiqi en 2014, fue supervisada por la propia Nolvia.

Su deseo fue unir a todas y todos los wedding & event planner del país, y principalmente, de San Pedro Sula. Anhelaba una asociación que pudiera fortalecerlos como industria.

En esta cuarentena por la pandemia de la Covid-19, se reinventó como profesional y reinventó el negocio de los eventos, bodas y servicios florales. Nunca dejó de trabajar.

Curiosamente, en plena crisis sanitaria, tuvo quehacer de sobra y la gente siempre la buscó, para que hiciera realidad los deseos decorativos. Su gran frase promocional en esta crisis fue Dígalo con flores.

Pese a la pandemia, buscó la manera de ayudar a sus clientes y convertirles los momentos especiales, en experiencias mágicas e irrepetibles.

Era una mujer de una sola cara y un solo sombrero. Sincera, decía lo que sentía y pensaba. Siempre de frente y sin filtros.

Hoy, su empresa que tanto levantó con trabajo duro y mucha pasión, muere con ella.

Se van aquellos tiempos de corre corre, asistiendo y tranquilizando a novias estresadas, supervisando cada detalle, así como atendiendo a anfitriones o invitados.

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Ya descansa en su natal La Labor, Ocotepeque. Partió a la eternidad antes de tiempo. Dejó muchas cosas pendientes, principalmente, seguir haciendo feliz con su trabajo a muchas parejas.

Sus coterráneos recibieron la discreta caravana fúnebre, portando globos blancos y haciéndole valla por la calle. Era orgullo de su pueblo. Había nostalgia.

La organizadora de bodas y eventos Nolvia Mejía, no volverá. Ya no la encontraremos en los eventos de cada fin de semana: vestida de formal color negro, con pelo recogido y fijado, con su gafete y supervisando todo.

Ahora vivirá en cada flor y detalle que adorne los lugares que embelleció y su recuerdo estará por siempre en todo lo que signifique celebrar.

Hasta siempre ¡Nany!