El verano ya ha llegado y con él, las idas a las piscinas y a la playita … Aquí en San Pedro Sula, en realidad, se puede nadar casi todo el año, pero es ahora, en los meses de verano, que nuestros hijos tienen vacaciones, cuando más compartimos con ellos en el agua.
Siempre digo que para mi es fundamental que mis hijos aprendan a nadar lo antes posible.
Es algo que me da una enorme tranquilidad a mi y para ellos, es un gusto saber nadar bien, ya que una de las cosas que más disfrutan los niños, es de jugar en el agua.
Cuando Bosco nació, nos mudamos a Barcelona un par de años y dentro de ese par de años unos meses a Vermont, USA, por estudios de mi marido. En los dos lugares, lo primero que hice, fue encontrar una piscina cubierta que tuviese clases para él.
Ambos sitios ofrecían el servicio de Baby nadadores y en los dos, era una clase de cómo 7 alumnos con sus mamis o papis.
Cuando son bebes, de 3 meses a 9 meses, lo primordial es que estén cómodos en el agua, mas que todo es un tema de estimulación sensorial.
A los 9 meses, ya empiezan a sentir el peligro de estar en el agua, y es entonces, cuando más importante es, el rol de madre o padre que este allí con su hijo, dándole la seguridad que necesita en ese momento.
A partir de ese momento en adelante, es disfrutan y aprenden.
Lo primero y más importante es que aprendan a nadar lo suficiente para poder flotar y llegar a la orilla de la piscina.
Después, se pasan bastante tiempo nadando como perritos, consiguiendo la fuerza suficiente para sacar la cabeza y poder respirar entre brazada y brazada.
Para mi, en ese momento, he logrado lo que quería. Finalmente supongo que seria bucear a por cosas en la piscina y perfeccionar estilos.
Ahora, os animo a todos, a que metáis a vuestros hijos en clases de natación, lo hagáis… Merece la pena escuchar el “Splash” del agua y saber que no hay peligro!!
