Ilda Ledbetter y Luis Tirso Boquín, una boda con emociones eternas, elegancia y un aura vintage
Tras una emotiva ceremonia, los recién casados celebraron en un regio banquete en el Club Hondureño Árabe, con inspiración vintage primaveral

ICONOS Mag
Texto Sabino Gámez
7 enero, 2019
San Pedro Sula. La boda de Ilda Ledbetter y Luis Tirso Boquín, ha tenido una espectacular y muy elegante celebración nupcial.
Tras la misa de esponsales en la iglesia San Felipe, los contrayentes se trasladaron hasta el salón Jerusalén del Club Hondureño Árabe.

Ahí, en un arco escenográfico de primavera, elementos antique y tenue iluminación, unos 250 invitados llegaron para compartir con los contrayentes.
El cantante Jorge Flores, ofrecía una presentación acústica para las relaciones sociales de los Ledbetter Bendeck y Boquín Orenday, quienes no se podían perder la boda de Ilda Ledbetter y Luis Tirso Boquín.

Los ambientes con mesas imperiales y circulares, sillas Luxury Gold y Napoleón y salas living by Servifiestas Capitolio, acogían a los elegantes convocados.
Para destacar aún más el display visual, nada mejor que rosas, hortensias y frescos follajes de montaña, así como el infaltable y perfumado ciprés. Todo, creado para adornar el enlace.

Susana Prieto fue creadora de cada detalle, llevado a la realidad por la talentosa diseñadora floral Jacqueline Cabrera, bajo un concepto de clasicismo nupcial. La supervisión y desarrollo corrió por cuenta de Irela Pérez.
Antes de las 10.00 pm, los novios llegaron tomados de la mano y dispuestos a disfrutar de su festejo, en el que se brindó con lo mejor en champaña, se degustaron manjares a cuales mejores y se bailó con las mezclas del deejay Carlos Blanco.

Invitados de El Progreso, Tegucigalpa, San Pedro Sula y hasta del exterior, atendieron invitación a la boda de Ilda Ledbetter y Luis Tirso Boquín, que, también, tenían un año de noviazgo y se conocían de toda la vida.
La boda de Ilda Ledbetter y Luis Tirso Boquín, además, consolidó un nuevo hogar en San Pedro Sula.
Finalmente, los contrayentes, como luna de miel; decidieron hacer turismo interno por pueblos de Honduras, como La Esperanza, Intibucá; un lugar que les ha parecido mágico.