Miguel Ángel Ruiz Matute, adiós al maestro del pincel, un hijo de oro de Honduras
La exposición Lázaros, constituyó uno de los momentos cumbres de este pintor, quien además es amante y conocedor de la buena literatura

ICONOS Mag
Texto Sabino Gámez
24 diciembre, 2018
San Pedro Sula. El año 2018 se está llevando a los hijos prodigios de Honduras. Ha fallecido el inmejorable e inigualable pintor Miguel Ángel Ruiz Matute.
Como él, ninguno. Era uno de los últimos más grandes maestros que quedaban, con un talento inconmensurable y una personalidad intelectual y sincera.

Su fallecimiento fue en Londres, Inglaterra. Tenía 90 años. En la última década, había padecido tanto. La edad, una quebrantada salud por su diabetes e insuficiencia renal, lo aquejaron.
«Allá, en Londres, era residente desde hace muchos años. Tenía la facilidad que le hacían los tratamientos. Lo iban a traer hasta su apartamento. Vivió muchos años allá. Tuvo cuidados médicos.», comenta su amiga personal Martha Susana Prieto.

Por cuestiones de salud, él pensaba que no volvería a su amada patria, pero vino a Honduras en febrero de 2016, gracias a la gestión de Banco Atlántida, y el enlace de su también amigo Julio Cantero.
Vino exclusivamente a un homenaje que Bancatlán le preparó, con una retrospectiva de las obras que tiene la entidad bancaria.

Banco Atlántida es depositario y mecenas de un gran número de sus obras, en reconocimiento a la calidad y lo destacado del autor. Su mural Exaltación a Honduras de Banco Atlántida, fue elaborado en Roma, Italia; durante su gestión diplomática
En ese mismo viaje, aprovechó para hacer gala con su presencia, en el lanzamiento del libro El Rapto de la Sevillana, de la escritora y novelista hondureña Martha Susana Prieto.

Su llegada a Honduras, fue todo un suceso, porque hacía muchísimo tiempo que el maestro Miguel Ángel Ruiz Matute, no visitaba su patria. No pudo venir a su amada San Pedro Sula.
«Nuestras madres eran muy amigas. Estoy muy triste, pero también satisfecho de haber compartido con él hace 18 días. Estuvimos en Londres y compartimos muchos recuerdos. Nos alegramos mucho. Ya partió y tengo nostalgia enorme, pero ruego a Dios que lo tenga en su seno y tenga descanso y paz», ha compartido el maestro pintor Marco Rietti, quien fuera el último sampedrano en verlo con vida.

Su vida por siempre
Era una sampedrano de lujo. Nació un 1 de marzo de 1928, justo donde se encuentra actualmente el mercado de vendedores ambulantes de San Pedro Sula.
Su madre era Rafaela Matute. Su primaria la hizo en la escuela Ramón Rosa. Ya, a los cinco años de edad, empezó a despuntar como un gran dibujante. El talento lo traída en su sangre, y más aún, en su ADN.

El maestro del pincel era conocido como El mago de la pintura. Acá en San Pedro Sula, le sobreviven varios sobrinos y una hermana. Nunca se casó, ni tuvo hijos.
Siendo muy joven, ingresó a la Escuela Nacional de Bellas Artes en Tegucigalpa, Honduras. Se cultivó en el arte pictórico y dibujo, desde muy pequeño, y tuvo el privilegio de ser parte de los artistas del maestro mexicano Diego Rivera, pareja sentimental de Frida Kahlo.

Diego Rivera expresó una frase inmortal sobre la figura y talento de Miguel Ángel Ruiz Matute: «de negro llevas el ritmo y del índio, el color«.

Su vida como hondureño, joven y pintor dio un giro radical. La biografía de la Galería Nacional de Arte de Honduras, reseña que «pasó del tiempo petrificado de los mayas al centro de la actualidad más viva e incandescente de la pintura latinoamericana de ese entonces: el Muralismo mexicano. Su amistad con Diego Rivera y O´Gorman, así como el contacto con sus obras, serían estímulos originales y permanentes de su propia producción«.
El maestro estuvo en el país azteca hasta el año 1953, y decide regresar a Honduras. Ya venía con muchísimos conocimientos y un talento pulido al máximo nivel. Por ello, expone y tuvo un éxito rotundo.
Con ello, se presentó en la segunda Bienal Hispanoamericana de Arte de Madrid, España; donde es condecorado con el premio Villa de Bilbao. A sus 26 años, gana, con méritos de sobra, el Premio Nacional de Arte Pablo Zelaya Sierra.


La entrega de la máxima distinción a la pintura de Honduras, marcó un hito en su vida personal, por ser tan joven, ya que muchos maestros pintores, han tenido que esperar largas décadas para obtenerlo.
Gracias a su talento, el gobierno hondureño lo becó. Había que hacer brillar en el mundo el talento nato de Miguel Ángel Ruiz Matute. Se mudó a España. En Barcelona, participó como expositor en la tercera bienal, y, además, en el Instituto de Cultura Hispánica de Madrid.


Con los años, su apego a Europa fue arraigándolo más, hasta que el 1984, decidió fijar su residencia en Londres, Inglaterra; donde vivió por más de 30 años.
Sus obras de arte han llegado a países como Sudáfrica, Francia, Estados Unidos, Costa Rica, Alemania, Italia, México, Nicaragua, El Salvador, Israel y países árabes.
Como regalo a Honduras, donó más de 30 de sus obras al Museo del Hombre Hondureño en Tegucigalpa. En su pintura, evocó diferentes temas: los lázaros, el contemplado, lejanías, los bodegones y los llamaba El huerto de doña Rafaelita, en honor a su madre.

Su última exposición fue antes de venir a Honduras en febrero de 2016. La protagonizó en el Instituto Cervantes de Londres y fue una selección de pinturas centradas en «diferentes momentos» del Quijote de la Mancha.
«Por la Manchega Llanura es el nombre que agrupó a unos quince cuadros firmados por el renombrado artista hondureño, que retratan «etapas diferentes» del emblemático personaje del escritor español Miguel de Cervantes Saavedra«, reseña la Galería Nacional de Arte.
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