
Adiós a Rosaura Rivera de Castillo, la dama de la voz noble y pura
La dama sampedrana entregó su alma al Creador, rodeada de paz, amor y la tristeza de sus amados. Fue sepultada en Jardines del recuerdo, en un halo de tristeza y nostalgia

ICONOS Mag
Texto Sabino Gámez
22 diciembre, 2018
San Pedro Sula. Duele perder a un ser querido, pero más, a un ser amado. El adiós de la dama Rosaura Rivera de Castillo, nos ha llenado de tristeza en víspera de una fecha, donde todo debería ser alegría.
Nos ha dicho adiós para siempre, pero ya goza de la paz de Cristo. Sus hijos Rolando, Pamela, Edgardo y Gerardo Castillo Rivera y sus nietos, la han despedido en estricta intimidad de familia.

El corazón llora por el fallecimiento de esta increíble mujer de una voz pura y fuerte, de un corazón sinceramente amable y de múltiples historias que le faltó compartir a sus descendientes y amigos.
Tenía 86 años. Fue una hija excepcional para sus padres Minga Maradiaga de Rivera y Enrique Rivera, un matrimonio muy estimado que era parte de la auténtica sociedad sampedrana en la época de oro.
Siendo joven, se destacó por su gran personalidad. Era pausada, alegre, de familia y de valores. Esas cualidades enamoraron al caballero Rolando Castillo, quien fuera su esposo por más de 40 años.

Con este enlace, se unieron dos ilustres familias de abolengo de San Pedro Sula. Era una gran hermana. Jamás se olvidaba de los cumpleaños de aquellos que amaba, principalmente de Gastón Rivera, su hermano que siempre estuvo a su lado y la recordará por su increíble corazón.
Rosaura Rivera de Castillo fue gran amiga de damas de antaño como Emérita Prieto, Doris Nuila, Elena Larach de Jaar, Anatilde de Castro, Toñita de Castro y Emilia Larach de Saybe y de tantas más que ya no están.
Murió rodeada del amor de sus hijos y nietos. Tuvo paz. Durante dos semanas estuvo quebrantada de salud, pero Dios la acogió en su seno y ya goza de la paz celestial.

Tras su fallecimiento la mañana del viernes, sus cuatro hijos cumplieron su última voluntad: ser llevada a la capilla del instituto María Auxiliadora, tener una misa muy sentida, y ser sepultada en estricta intimidad, sin velorio ni pompas fúnebres. Fue sencilla y auténtica, hasta en su despedida terrenal.
Gracias a los valores que le inculcó a sus hijos, tuvo nietos que son hombres y mujeres de bien, excelentes profesionales y jóvenes de éxito y de prestigio, todo, cimentado con los consejos de una abuela inigualable.

Esas fechas especiales como el Día de la Madre o Navidad y Fin de Año, así como los domingos, eran días perfectos para compartir con Ochie, como le llamaban cariñosamente.
En los últimos años, no importaba el día. Lo único que valía la pena, era dejar todo y compartir con esa madre o abuela que ya no regalará sus pláticas y consejos, y mucho menos, esa alegría que hará falta cada instante.
Para recordarla y rogar por el eterno descanso de su alma, se oficiará un triduo de misas en la iglesia Cristo Rey, los días 26, 27 y 28 de diciembre a las 5.30 pm.
Rosaura Rivera de Castillo ha dicho adiós a una vida que fue bondadosa con esta dama, que deja una herencia de amor, de amistad sincera y de grandes momentos que no volverán.
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