A un año del adiós de la pastora Ninoska de Ponce… le recordamos

«La vida no siempre nos sonríe como nosotros quisiéramos: a carcajadas. Pero nosotros tenemos que hacer que la vida vaga la pena».

Ninoska de Ponce / 2018

Parece que fue ayer… pero ya ha pasado un año desde aquella tarde en que la pastora Ninoska de Ponce diera su último aliento, diciéndole adiós a su familia y hermanos terrenales y encontrándose con los eternales.

La noticia que conmovió a Honduras aquel 23 de marzo de 2019, fue confirmado minutos después por la Iglesia de Cristo Ebenezer, en la que la lideresa espiritual sirvió por más de 20 años.

Fueron 6 años de lucha contra un agresivo cáncer que, sin embargo, parece no haber borrado del rostro de la pastora la sonrisa con la que por siempre todos le recordarán.

De hecho, ella misma también había compartido públicamente sobre los fuertes tratamientos a los que sometía, como muchos que han peleado contra esta enfermedad ya conocerán,

Pero hoy no recordamos los dolores, ni los sufrimientos. Hoy recordamos las facetas de una vida que brilló para los demás y que sigue siendo un ejemplo para miles de cristianos en Honduras.

Hoy, hacemos remembraza de la pastora Ninoska de Ponce.

Su fe

Para nadie es oculta su entrega a Dios. Al menos no después de saber que dejó su tierra natal, Guatemala, para servir en la obra cristiana en un país hermano, del que terminaría siendo parte.

Llegó a Honduras en 1994, ya junto a su esposo, el pastor German Ponce. Ellos serían los fundadores de un ministerio que se ha convertido en un ícono de la fe en la nación: Ebenezer Honduras.

Aún en medio de la enfermedad, Ninoska de Ponce se mostró tan fervorosa para con Dios, como siempre.

Su talento

A pesar de que muchos no le habrán conocido en vida, basta con ver un vídeo de sus ministraciones para saber de qué estaba hecha esta mujer lideresa.

Sus habilidades para la danza y el canto eran impresionantes. Su potente voz era capaz de sobresalir y dirigir en alabanza a miles de feligreses reunidos en el magnífico auditorio Casa de Pan, de Ebenezer San Pedro Sula.

Desbordaba energía desde el púlpito, misma que quedó cautivada en las diferentes producciones discográficas que tuvo con el grupo Nuestro Legado.

Su buen gusto

Muchos criticaron el atuendo con el que la pastora Ninoska de Ponce será recordada por siempre: el vestido de mariposa que lució en la boda de su hija Hannah Ponce con el joven Diego Turcios.

Ese ajuar sería predilecto para en aquella noche renovar sus votos matrimoniales con su esposo German Ponce, con la ovación y felicidad de toda la congregación de Ebenezer.

Esa llamativa pieza fue la muestra de una mujer segura de sí misma y totalmente convencida de disfrutar la vida, aún cuando ya habían pronósticos médicos no tan agradables.

Sin embargo, también fue un mensaje de renovación que, posiblemente, nadie entendió hasta un 23 de marzo de 2019 cuando, tras una dramática metamorfosis, la mariposa al fin volaría.

Su palabra

No era una oradora que llegaba al púlpito con rebuscadas técnicas de persuasión. Simplemente, dejaba que la espotaneidad fuera su mejor carta al impartir la palabra, ya sea frente a multitudes o una cámara.

Por ello era tan característico su mensaje, lleno de figuras de su propia experiencia, así como confrontaciones con la propia realidad de las personas.

Sobre todo, era un llamado a la conciencia, dirigido en especial a los más jóvenes.

Su fuerza

Músculos adormecidos, problemas renales, pérdida de peso, entre otros… eran solo algunos de los efectos secundarios de las quimioterapias, radio terapias y demás tratamientos contra el cáncer.

Pero constantemente, ella recalcaba que la fe y la actitud era lo más importante en los peores momentos de la vida… y daba ejemplo de ello.

De hecho, aún en medio de su prueba continuó muchas veces ejerciendo su ministerio y adorando a Dios y los soportes digitales han guardado evidencia de ello.