Nelly Ondina Raudales Núñez de Estrada: hasta siempre a la estilista de Tegucigalpa

San Pedro Sula. La estilista Nelly Ondina Raudales Núñez de Estrada ha dejado el plano terrenal y su partida ha entristecido a sus allegados, quienes la recuerdan como una mujer noble, ejemplar y carismática.

La vida de esta talentosa hondureña se apagó tras una larga lucha contra adversidades oncológicas. Siempre trabajó por sus objetivos y se destacó en el mundo del estilismo nacional.

Nelly Ondina Raudales Núñez nació en Tegucigalpa, donde creció y se formó académicamente para iniciar su carrera como profesional en el embellecimiento femenino. Además, fue reina de belleza de las Fuerzas Armadas de Honduras.

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Su objetivo siempre fue motivar a las mujeres que se sentían inseguras, y a través del embellecimiento, les brindó alegría en su diario vivir.

Para ello, fundó la sala de belleza Esther, su sueño de la vida y en el que fue una líder, consejera y amiga para sus colaboradoras.

Nelly Ondina ha dedicado sus esfuerzos durante más de 17 años a brindar positividad a las vidas de quienes fueron objeto de burlas por su apariencia haciendo lucir hermosas.

Nunca se cansó de trabajar por el bienestar de las mujeres y siempre se especializaba junto con sus colaboradoras para ofrecer las últimas tendencias en belleza a sus clientas.

Su pasión por los negocios le impulsó a crecer aún más y además de los salones de estilismo, inauguró locales de beauty supply en diferentes centros comercial de la capital del país.

Una mujer de noble corazón y siempre alegre, esos son los comentarios de aquellos que compartieron amenos momentos con ella.

Nunca faltaba la celebración de cumpleaños y regalos para alguna de sus colaboradoras, pues para Nelly ellas eran su familia y buscaban la excelencia estética.

Era esposa de Raúl Estrada, con quien formó una familia que le entregó dos hijos: Nelly Ester Estrada Raudales y Raúl Edgardo Estrada Raudales, que ahora continúan el legado de su madre.

Honduras ha perdido a una visionaria, empresaria pero sobre todo, una mujer luchadora cuya mayor virtud era brindar cariño a quienes le rodeaban.

Nelly Ondina Raudales Núñez de Estrada ahora descansa en el reino de Dios, pero sus enseñanzas y arduo trabajo perduran en sus seres amados.