El adiós a una madre: el dolor de Aguas Ocaña por Julieta Salem de Kattán

La fundadora de Guarderías Infantiles y la ex primera dama tenían una sólida amistad de 23 años

ICONOS Mag

Texto Sabino Gámez

13 junio, 2025

San Pedro Sula. Doña Julieta Salem de Kattán y la ex primera dama Aguas Ocaña crearon una amistad sincera que nació en los años 2002 y se consolidó con el paso del tiempo.

Fotos archivo ICONOS Mag

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El sábado 14 de junio 2025 por la madrugada, hora de España, la dama española ha sido notificada con la noticia del adiós de la que fuera su madre hondureña.

No lo esperaba y mucho menos, imaginaba que no la volvería a ver desde junio 2023, su última vez en San Pedro Sula.

ICONOS Mag ha recibido un profundo mensaje de Aguas, triste, incrédula, abrumada y con el corazón roto por no poder viajar a Honduras para despedir a su amada Julieta.

Julieta Kattán y Aguas Ocaña eran más que amigas. La fundadora de Guarderías Infantiles y la ex primera dama desarrollaron una sólida relación considerada por muchos, como el de una madre con una hija.

De hecho, doña Julieta decía que Aguas era la hija que nunca tuvo. Cuando la dama española venía a San Pedro Sula, su hogar era la residencia de Kattán Salem. Era acogida con amor.

Esos recuerdos afloran más fuerte que nunca en el corazón y la mente de Aguas Ocaña, quien la llora por no poderse despedir de su amada amiga y confidente.

Para rendirle tributo póstumo, ha dedicado un sentido mensaje a la memoria de la inolvidable dama solidaria, con quien jamás perdió comunicación y su amistad fue inquebrantable.

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boda Kattán Fonseca

El adiós a una madre

Mi querida Julieta, mi querida madre hondureña

El día que te conocí nunca imaginé que pudiera llegar a quererte tanto y que siempre me refiriera a ti con esas tres palabras.


Te convertiste en mi mejor amiga, mi confidente y en el mayor apoyo que pude tener en Honduras.


Los mejores y más duros momentos de mi vida los pase a tu lado, compartiendo instantes plenos de felicidad cuando logramos ayudar a un niño o cuando mi corazón se rompía en mil pedazos.


Tu noble cuna no fue obstáculo para la entrega más genuina con los más necesitados.
Hospitalaria, audaz, inteligente, cálida, visionaria, orgullosa, valiente y, al mismo tiempo, humilde.


Tu cariño, generosidad y tus sabios consejos me condujeron por 23 años y sé que voy a echarte de menos el resto de mi vida.

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